Acudir al ginecólogo por primera vez suele ser una decisión importante y que muchas pacientes no saben cuál es el momento más adecuado para hacerlo. No hay una edad establecida que marque cuando acudir, pero lo recomendable es hacerlo antes del comienzo de las relaciones sexuales.

Según un estudio e la SEGO, Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia, el 72,2% de las chicas españolas entre 12 y 19 años no ha ido nunca al ginecólogo. Dato importante teniendo en cuenta la tendencia de un inicio cada vez más precoz de las relaciones coitales, siendo la edad media de inicio los 16 años.

Es recomendable acudir a una revisión ginecológica al inicio de las relaciones sexuales porque el ginecólogo es la persona más indicada para resolver dudas y dar una correcta educación sexual para evitar embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual.

La primera consulta ginecológica

Esta primera consulta puede ser una experiencia traumática donde el pudor y la vergüenza pueden jugar una mala pasada, o por el contrario puede ser una experiencia gratificante y educativa que marque una conciencia sobre la adquisición de unos hábitos saludables para el futuro. Es importante elegir un profesional que atienda dentro de un ambiente relajado y de confianza y que no se limite sólo a hacer una correcta valoración, diagnóstico y tratamiento, sino que sepa difundir una acción preventiva y educativa dentro de un ambiente cómodo.

Las dudas sobre la menstruación o sobre sexualidad son las más comunes dentro de la primera visita ginecológica. Es importante saber que los doctores nunca hacen preguntas indiscretas y que la confidencialidad de la consulta está asegurada.

Asesoramiento anticoncepcional

Normalmente la chica que acude por primera vez al ginecólogo busca un asesoramiento sobre los distintos métodos anticonceptivos que existen. Para ello se desarrolla lo que los médicos llamamos un Consejo Contraceptivo que debe ser personalizado según la situación de cada paciente y en el que debemos conocer y respetar las siguientes situaciones:

  • Conocer las necesidades anticonceptivas de la paciente (o pareja) según la frecuencia de las relaciones, si existe pareja estable o no, riesgo de enfermedades de transmisión sexual…
  • Conocer sus valores y creencias sobre sexualidad, así como algunas características sobre su personalidad como por ejemplo si es una persona metódica, olvidadiza, rechazo a ciertos fármacos…
  • Hacer una valoración general de su estado de salud para descartar posibles contraindicaciones de algunos métodos anticonceptivos.
  • Informar sobre todos los métodos anticonceptivos apropiados a su situación para poder elegir consensuadamente con el médico el más apropiado a su situación.
  • Ayudar a adoptar decisiones informadas.
  • Proporcionar una correcta información sobre el uso correcto del método elegido y qué hacer en caso de olvidos, vómitos, rotura, uso de otros fármacos…
  • Asegurarnos que la paciente ha entendido todo correctamente y proponer siempre un seguimiento para hacer una adecuada supervisión o por si la paciente quiere consultar cualquier duda.

Igual de importante es tener una correcta educación sexual para saber evitar embarazos no deseados, así como para prevenir enfermedades de transmisión sexual. La incidencia de este tipo de enfermedades es elevada ya que existen más de 20 microorganismos patógenos que se transmiten por contacto sexual y que pueden causar VIH, sífilis, herpes, hepatitis o gonorrea.

También se pueden adquirir por transmisión sexual algunas enfermedades que pueden causar infertilidad como la clamídia, o infectarse con el Virus del Papiloma Humano, HPV, que puede provocar verrugas genitales y es la principal causa de cáncer de cuello de útero. Afortunadamente el contagio por HPV se puede prevenir gracias a la vacuna.

Hay ocasiones en que la paciente si debe acudir al ginecólogo por primera vez por causas médicas y no sólo informativas. Nos referimos cuando haya alteraciones menstruales como amenorrea o falta de regla, la dismenorrea o dolor asociado a la menstruación.

Antes de acudir por primera vez a una consulta ginecológica hay que tener conciencia que para la exploración hay que desvestirse de cintura para abajo. La prueba más importante que se realiza es una citología que sirve para detectar lesiones premalignas en el cuello uterino. Se realiza introduciendo un espéculo a través de la vagina para poder tomar una muestra de flujo vaginal y observar el estado general de la vagina. También se realiza una ecografía vaginal para observar el interior del útero y los ovarios. No son pruebas dolorosas y se realizan en una camilla adecuada para ello.